MERCADOS & ENVASES


Otra vida para las cápsulas de café usadas

08/05/2023

CATEGORíA: Sostenibilidad y medioambiente MARCA: Universidade Estadual de Campinas


(Brasil) Este proceso, puesto a prueba por investigadores brasileños y británicos, constituye un ejemplo de economía circular, cuando los residuos generados en una actividad económica se transforman en recursos destinados a otros sectores


Según un artículo publicado en la revista ACS Sustainable Chemistry & Engineering, un grupo de investigadores de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar) y de la Universidad de Campinas (Unicamp), en Brasil, y de la Universidad Metropolitana de Manchester (MMU), en el Reino Unido, probaron con éxito esta alternativa.

 

Brasil es el mayor productor, el mayor exportador y, después de Estados Unidos, el segundo mayor consumidor de café del mundo. Aunque el café de baja calidad predomina en gran medida en el mercado brasileño –con granos Robusta (Coffea canephora) y una alta incidencia de defectos e impurezas, que los fabricantes disfrazan con un tostado excesivo y los consumidores ocultan agregando grandes cantidades de azúcar o edulcorantes–, el segmento de los llamados cafés gourmet y de especialidad ha crecido en gran medida.

 

Además del producto, la calidad final de la bebida también depende de cómo se prepare. Por ello, se ha extendido el uso doméstico de equipos como la prensa francesa, la cafetera italiana y, en un nivel de precio superior, la cafetera alimentada con polvo encapsulado. El problema, en este último caso, es qué hacer con la cápsula después de su uso.

 

© ACS Sustainable Chem. Eng. 2023, 11, 7, 2978-2988

 

Aunque existen cápsulas reutilizables y algunos fabricantes también promueven el reciclaje de las versiones de aluminio, predomina la pura y simple eliminación, sobre todo en el caso de las cápsulas de plástico. Considerando todos los factores involucrados, un recuento realizado en el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IPT) arrojó que “tomar una cápsula de café puede ser hasta 14 veces más dañino para el medio ambiente que 'pasarlo' por un colador de papel”.

 

Nuevo destino

Con el objetivo de encontrar nuevos destinos para estos residuos, los investigadores produjeron celdas electroquímicas con filamentos de PLA no conductores y sensores electroquímicos con filamentos conductores, que se prepararon añadiendo negro de carbón al PLA. El negro de humo es una forma paracristalina de carbono resultante de la combustión incompleta de hidrocarburos. “Los sensores electroquímicos fueron utilizados para determinar el porcentaje de cafeína en té verde y café arábica”, informa Bruno Campos Janegitz, coordinador del Laboratorio de Sensores, Nanomedicina y Materiales Nanoestructurados (LSNano) de la UFSCar, en Araras, y coautor del artículo.

 

El investigador dice que la producción de los filamentos es relativamente simple. “La obtención de un material no conductor consiste simplemente en lavar y secar las cápsulas de PLA, seguido de la extrusión en un sistema caliente. Para obtener un material conductor, se debe agregar negro de humo antes del calentamiento y la extrusión. El material extruido luego se enfría y se enrolla, dando lugar a los filamentos de interés”, detalla.

 

Todo el proceso es un buen ejemplo de la llamada “economía circular”, en la que los residuos generados en una actividad económica, en lugar de ser tratados como problemas que impactan al medio ambiente, se convierten en recursos para implementar otra actividad. “La base polimérica obtenida a partir de cápsulas usadas puede generar dispositivos de alto valor agregado”, comenta Janegitz.

 

Él y la Dra. Cristiane Kalinke, de la Unicamp, participaron del estudio durante una pasantía de investigación en el extranjero, bajo la supervisión del profesor Craig Banks, de la Universidad Metropolitana de Manchester (Reino Unido). Janegitz recibió apoyo de la FAPESP a través de un Proyecto Temático y una Beca de Investigación en el Extranjero. Kalinke recibió el apoyo de una pasantía de investigación en el extranjero. Además de ellos, el trabajo también contó con la participación del profesor Juliano Alves Bonacin, de la Unicamp.

 

Más información en https://www.unicamp.br

 

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