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Las pymes mexicanas están ganando presencia en el mercado exterior

10/12/2025

CATEGORíA: Estrategias


Para 2026 se espera un crecimiento del porcentaje de exportaciones, debido a distintos factores como el nearshoring.


Las empresas mexicanas, especialmente las pequeñas y medianas (PyMES) con infraestructura productiva y logística instalada, han ganado cada vez más presencia en el comercio exterior. De acuerdo con el Banco de México, en 2025 las exportaciones totales del país alcanzan 617 mil 677 millones de dólares, con Estados Unidos como principal destino.

 

Sin embargo, para poder alcanzar los objetivos, las empresas se enfrentan a retos que van más allá de la logística o el cumplimiento aduanero. Muchas compañías enfrentan una barrera menos visible, pero igual de determinante para su competitividad: la forma en la que gestionan sus cobros y pagos internacionales, los tiempos de liquidación, el tipo de cambio efectivo y la trazabilidad de sus flujos financieros entre México y Estados Unidos.

 

“Para una empresa que exporta, la frontera ya no está sólo en la aduana; también está en su tesorería”, explica Michel Domínguez Morales, cofundador de Remzy. “Si una compañía tarda días en recibir sus cobros en dólares, si no sabe con precisión cuál será el tipo de cambio efectivo o si depende de procesos manuales para conciliar sus flujos, su margen se vuelve impredecible. Y cuando el margen es impredecible, es muy difícil tomar decisiones de inversión o de crecimiento”.

 

Los dolores financieros se repiten con patrones similares. Clientes en Estados Unidos que pagan en dolares a proveedores y nómina en México que cobran en pesos, bancos que intermedian las operaciones con esquemas complejos de comisiones y spreads cambiarios, y equipos administrativos que deben manejar múltiples plataformas para tener una visión parcial del flujo de caja. A ello se suma un entorno regulatorio más exigente, con mayores estándares de cumplimiento en materia de prevención de lavado de dinero y verificación de identidad, tanto en México como en Estados Unidos.

 

“Lo que estamos viendo en el mercado es que las empresas que exportan o quieren exportar ya no buscan únicamente un canal para enviar y recibir pagos. Buscan una plataforma financiera confiable, regulada, que pueda acompañar su estrategia de negocio. Por ello, nuestro propósito es ofrecer una infraestructura binacional, que se convierte en un habilitador para alcanzar los objetivos de exportación, de manera más efectiva, ordenada y alineada a los objetivos de negocio”, afirma el directivo de Remzy.

 

Desde la perspectiva del especialista, el valor no está solo en el costo por operación, sino en la capacidad de la plataforma para integrar tres elementos: velocidad, visibilidad y gobernanza. Velocidad, para reducir al mínimo los tiempos de transferencia y liquidación entre países y monedas; visibilidad, para que la empresa tenga claridad sobre sus flujos futuros y pueda planear pagos, compras de insumos y coberturas cambiarias; y gobernanza, para operar bajo un marco regulatorio formal, supervisado, que reduzca el riesgo de contingencias legales o reputacionales.

 

Cuando una Pyme exportadora cuenta con liquidez inmediata en peos y dólares, con un tipo de cambio preferencial definido de manera transparente y con herramientas que le permiten seguir cada operación extremo a extremo, el impacto se refleja directamente en su competitividad. Disminuyen las brechas de tiempo entre la entrega de producto y la disponibilidad real del dinero; se acota la exposición a movimientos abruptos del tipo de cambio y se liberan recursos del equipo interno, que puede enfocarse en actividades de mayor valor agregado.

 

“Una empresa que vende a Estados Unidos necesita saber que cada dólar que cobra se traduce en pesos de forma clara y trazable, sin sorpresas ocultas en el tipo de cambio o en las comisiones”, apunta Domínguez. “Nuestro enfoque en Remzy ha sido construir una infraestructura que se adapte a esa necesidad: que sea lo suficientemente robusta para satisfacer los requisitos regulatorios y, al mismo tiempo, lo suficientemente flexible y simple para que la pyme pueda usarla sin fricción. Cuando eso sucede, la conversación interna cambia: de ‘¿cómo le hacemos para que el pago llegue?’ a ‘¿cómo usamos estos flujos para seguir creciendo?’”.

 

“México tiene hoy una ventana histórica para consolidarse como socio estratégico de Estados Unidos en múltiples industrias. Si queremos que más pymes crucen esa frontera, tenemos que hacer que los pagos internacionales dejen de ser un obstáculo y se conviertan en un habilitador. Nuestra responsabilidad es apoyar al empresario para que pueda enfocarse en su negocio de exportación, mientras nosotros nos encargamos de qué su dinero llegue en tiempo y forma adonde tiene que llegar”, concluye Domínguez.

 

Información proporcionada por Remzy

 

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