MERCADOS & ENVASES


Claves para reducir el impacto de productos plásticos a mediano y largo plazo

25/11/2020

CATEGORíA: Materiales de envase MARCA: ITENE


Una nueva legislación europea está poniendo objetivos cada vez más estrictos para valorizar el plástico: se han establecido objetivos de reciclado de residuos de envases de plástico del 50% para 2025 y del 55% para 2030. 


En la Unión Europea se consumen al año 51,2 millones de toneladas de plástico, de los cuales 17,8 corresponden a envases, con una tasa de reciclado de solo un 42%. El resto se valoriza mediante recuperación energética (39,5%) -existen plantas de cogeneración (recuperación combinada de calor y energía) que utilizan residuos plásticos junto con otros materiales de elevada aportación calorífica para producir energía- o termina siendo desechado en vertedero (18,5%), según datos de la asociación empresarial PlasticsEurope publicados en su informe Plastics - the Facts 2019.

 

Según ese mismo informe, los sectores de mayor demanda de plástico son el del envase y el embalaje (39,9%), seguido por el de la construcción (19,8%) y el de la automoción (9,9%). En el caso de los envases y embalajes, la principal función que tiene el plástico es proteger el producto, pero también juega un papel comercializador, ya que el packaging debe captar la atención del consumidor y lograr distinguirse del resto de marcas del lineal.

 

En cuanto a los materiales plásticos, el polietileno de alta y de baja densidad (HDPE y LDPE) cubren la mayor demanda (36,8%). El HDPE es el polímero más utilizado en envase rígido, mientras que el LDPE se usa principalmente en film flexible. El propileno (PP) es otra resina muy empleada en diversas aplicaciones (12,2%), entre ellas los envases alimentarios. La demanda de tereftalato de etileno (PET) también es significativa (7,7%), ya que se utiliza especialmente en envases de bebidas.

 

 

A pesar de todos estos beneficios, no se puede ignorar que el plástico contribuye de forma directa a la generación de residuos, con el impacto medioambiental que ello conlleva. Esto se debe principalmente al hecho de que estos productos se producen generalmente para artículos de un solo uso con una vida de servicio corta. De hecho, alrededor del 70% en peso de los plásticos del flujo de residuos sólidos urbanos (RSU) son residuos de envases plásticos. Además, los residuos de envases domésticos forman un flujo de material muy heterogéneo y altamente contaminado, por lo que los procesos de descontaminación convencionales no son suficientes para reducir su grado de contaminación hasta el nivel necesario.

 

La nueva legislación europea está poniendo objetivos cada vez más estrictos para valorizar el plástico. En la Directiva Europea 2018/852 se han establecido unos objetivos de reciclado de residuos de envases de plástico del 50% para 2025 y del 55% para 2030. Además, en la Directiva Europea 2019/904 se pretende reducir el impacto de productos plásticos estableciendo, entre otras medidas, que en 2025 las botellas de PET contengan al menos un 25% de plástico reciclado, un porcentaje que deberá incrementarse hasta el 30% para 2030. Con estas acciones se espera contribuir a cerrar el círculo de los ciclos de vida de los productos gracias al aumento del reciclado y la reutilización, lo que reportaría beneficios tanto para el medio ambiente como para la economía.

 

 

La descontaminación de los plásticos

 

Con el fin de asegurar la seguridad alimentaria de los materiales reciclados, los procesos de reciclado deben incluir el paso crítico de la descontaminación, permitiendo mayores posibilidades de valorización. Los procesos de descontaminación son rentables ya que con ellos se consigue aumentar las tasas de reciclado, cumpliendo así con las medidas establecidas por la Unión Europea.

 

Ahora bien, cada familia de plásticos presenta un comportamiento distinto frente a la contaminación. Dicho comportamiento depende principalmente por tres procesos físicos: absorción, difusión y migración. En general, estas propiedades están relacionadas con la estructura y polaridad del polímero. Ciertas consideraciones como el diseño y la eficiencia de los procesos de descontaminación son específicos del polímero a ser reciclado.

 

Hasta ahora el reciclado de plásticos posconsumo en materiales para contacto alimentario se ha centrado principalmente en el PET. El reciclado del PET generalmente requiere condiciones de alta temperatura y vacío durante largos periodos de tiempo, permitiendo la eliminación de los posibles contaminantes. Sin embargo, en el caso de las poliolefinas (PE y PP) la eliminación de contaminantes es más compleja. Estas resultan más difíciles de descontaminar que el PET debido a una mayor migración de contaminantes procedentes de fuentes externas a las capas internas del material polimérico.

 

El coeficiente de difusión de una sustancia dada es menor en el PET que en las poliolefinas en varios órdenes de magnitud, por lo que la migración de contaminantes es mucho menor en el PET. Además, como las poliolefinas tienen una baja estabilidad térmica, se forman productos de degradación durante estos procesos. Por este motivo, es de uso común en la industria el uso de aditivos para mejorar las propiedades de los envases, tales como los estabilizadores, utilizados para proteger a las poliolefinas frente a la oxidación y la degradación. Sin embargo, incluso estos generan productos de degradación durante el procesado. Este hecho es aún más importante cuando los materiales son reciclados y procesados varias veces, ya que las sustancias formadas a partir de polímeros y estabilizadores pueden migrar al alimento envasado.

 

 

Contaminantes en poliolefinas posconsumo

 

Hasta ahora, se han llevado a cabo múltiples estudios con la finalidad de identificar los compuestos contaminantes volátiles y semivolátiles más comunes que se encuentran presentes en poliolefinas recicladas de residuos domésticos. Entre ellos destaca el realizado por Horodytska et al (2020), donde analizaron muestras de polietileno de alta densidad (HDPE) y polietileno de baja densidad (LDPE) post-consumo, identificándose un total de 105 compuestos volátiles. Estos compuestos se clasifican por su estructura molecular como alcoholes (5), aldehídos (10), alquilbencenos (16), cetonas (14), lactonas (5), ésteres (36), éteres (10), ácidos carboxílicos (2) y ftalatos (1), además de otras siete sustancias.

 

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Fuente: ITENE

 

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