//ARGENTINA// En 2020,  la sustentabilidad, el reciclado y la lucha contra el coronavirus hallaron un punto de encuentro en la industria de los alimentos, que buscó ideas innovadoras y logró realizar camas de madera plástica para luchar contra el COVID-19. La Cruz Roja colaboró en el testeo.

El reciclado es una temática que cobra mayor atención año tras año, tanto por parte de los consumidores como por parte de las empresas. Dentro de un contexto complejo, como el que implica una pandemia, combinar la producción de alimentos y seguir adelante con un programa de reciclado resulta todo un desafío que remarca la necesidad de encontrar una solución ingeniosa y útil en un momento de emergencia.

 

"Nos sentamos a pensar y definimos hacer camas de material reciclado con madera plástica para los hospitales, transformando los desechos en recursos, ya que el gran tema era que no había camas para el COVID para la gente necesitada”, explica el Lic. Pablo Manrique, coordinador de la Diplomatura en Sustentabilidad en la Industria de los Alimentos del Parque Científico y Tecnológico de la Facultad de Agronomía de la UBA y gerente regional de Seguridad, Salud y Medioambiente para la Región Plata de Nestlé.

 

Manrique reúne la acción del reciclado con el concepto de posconsumo —que traspasa los límites de las acciones realizadas en la empresa y se traslada a las del consumidor— y con el de economía circular: "Hasta ahora, siempre se habló de la economía lineal, en la que uno usa los recursos, los transforma, los vende, y la gente los usa y se tiran, como basura. El concepto de la economía circular es que eso tenga un giro, y que esa materia prima o recurso que se utiliza al inicio de la cadena se empiece a incorporar a todo lo que son residuos, para que dejen de ser basura y se conviertan en un recurso". Este modelo, utilizado en diversos países donde tiene filiales Nestlé, permite minimizar los residuos y busca que los que permanecen dejen de serlo para transformarse en recursos, ya que una vez que algo se convierte en basura es irrecuperable.

 

"Nos interesa el posconsumo porque todos los materiales que se generan en las fábricas ya tienen una resolución (hacemos cestos, distintas cosas), pero el tema es el material de posconsumo, es decir, lo que ya se vendió y que va al mercado: cómo hacemos para recuperarlo. Es importante que no veamos los residuos como basura, sino como un recurso que puede ser utilizable. Y qué notable hasta qué punto pueden serlo que hasta ayudaron con temas trascendentales, como el COVID”, explica.

 

En esta búsqueda que va más allá de la recolección y que incluye la transformación a partir de una generación de ideas posibles y prácticas, se pensó en el uso del plástico, principal foco de reciclado de Nestlé, en la búsqueda de una alternativa de nuevos componentes que se utilicen para otra cosa. De este modo, se inició una acción conjunta entre la compañía y la PyME 4e Ambiente Consciente, situada en Bernal, a la que se sumó La Ciudad Posible, como conexión entre la empresa y las recicladoras.

 

"Definimos hacer camas para los hospitales y, entonces, pensamos en hacerlas con madera plástica de material reciclado. Hicimos el diseño con 4e, conseguimos material, lo mandamos a probar con Cruz Roja para tener la certeza de que se puedan utilizar para hospitales de campaña y, así, generamos estas camas que, después, donamos a los municipios, como Florencio Varela y La Plata, de acuerdo a la necesidad".

 

¿Cómo se realizaron estas camas de madera plástica combinando conceptos y recursos? A partir de residuos plásticos posconsumo arribados desde todo el país a 4e a partir de la campaña “Llená tu botella de amor”. Esta propuesta apuntó a transformar estas botellas en las que se acopian y compactan plásticos de un solo uso, como bolsas o diversos envoltorios limpios, en listones de madera plástica para aplicarse a diferentes productos, en este caso, la estructura de las camas.

 

Los beneficios de la madera plástica son múltiples, como proporcionar resistencia a la corrosión, el agua y las plagas, además de contar con mayor durabilidad a la intemperie y generar una menor huella de carbono. También, es un sustituto que permite disminuir la tala.

 

"Es un llamado a cambiar la cabeza, a transformarnos y a decir que ʻesto que estoy tirando y lo dejo en una bolsita y en un cesto afuera desaparece por arte de magiaʼ no es así. Y que está muy lejos de la realidad. De hecho, se dice que se juntan aproximadamente 17.000 toneladas de desechos en Buenos Aires por día. Y eso a algún lugar va y puede terminar en los mares", concluye el Lic. Manrique. Esta iniciativa fue tomada por la multinacional para ser replicada en otros países donde la empresa tiene sede.